La mayoría de historiadores y lingüistas que han investigado sobre esta expresión no han encontrado referencias a ninguna fecha concreta pero estiman que venga de alguna zona de Andalucía entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Pelar la pava es el acto en el que una persona enamorada corteja a otra, y se suele relacionar con el acto de estar dos jóvenes enamorados. También se utiliza cuando nos referimos a alguien que está haciendo una tarea que requiere poca concentración y aprovecha para ponerse a hacer otra cosa al mismo tiempo, incluso a veces se dice cuando alguien está perdiendo el tiempo de manera ociosa y con pocas ganas de trabajar.
Según la mayoría de fuentes este dicho se originó cuando la señora de una casa le pidió a su criada que desplumase una pava para cocinarla (otras fuentes indican que fue una madre a su hija). La joven criada se sentó en el balcón de la cocina y comenzó a desplumar el ave. En ese momento pasaba por la calle un joven pretendiente y comenzaron a hablar.
Tras la tardanza de la criada, la señora le preguntó qué estaba haciendo y por qué tardaba tanto, y la muchacha le contestó: «Ya voy señora, que estoy pelando la pava».