Vamos a comer niños. Mariano dice que vengas.
Vamos a comer, niños. Mariano, dice que vengas.
No es broma. Los soldados cansados volvieron al campamento.
No, es broma. Los soldados, cansados, volvieron al campamento.
Pedro comió su bocadillo.
Pedro,
comió su bocadillo. (Coma criminal).
En estas frases se nota claramente la importancia que tiene una coma porque puede cambiar totalmente el significado de la oración, tanto por su exceso, como por su defecto, como si están mal posicionadas.
Seguramente si te deben 3.458,87 euros, y lo tienes que escribir bien, por la cuenta que te trae no te equivoques.
La coma criminal, así llamada por el lingüista peruano Alfredo Valle Degregori, es la coma que va entre el sujeto y el verbo: Pedro, comió su bocadillo.
La información añadida o inciso, van entre comas:
Después de haberse comido todo, mi primo, que no le gusta nada la fruta ni la verdura, pidió de postre melón.
Después de haberse comido todo, mi primo, que no le gusta nada la fruta ni la verdura pidió de postre melón.
La coma se pone detrás de los puntos suspensivos, no antes:
Cuando termines de cortar los pimientos, la cebolla, el ajo…, lo echas todo a la sartén.
Antes de y se pone coma cuando equivale a pero:
Le dije que si me dejaba echar una partida antes de comer, y (pero) no veas cómo se puso.
He metido en la mochila calcetines, camisetas, pantalones, ropa interior, y el neceser. (La última coma que está antes de y está mal empleada, ahí no hay que poner coma).
-Pero ¿qué me estás contando?-. -Lo que oyes, y (pero) si no te gusta te vas-.