Es una frase que se dice cuando alguien pregunta demasiado o siente demasiada curiosidad sobre algún tema.
El origen de la frase es inglés y data del siglo XVI. Está relacionada con la medicina y significa que la excesiva inquietud y preocupación es una actitud perjudicial para a salud de las personas que pueden llegar a enfermar e incluso a morir de forma prematura.
¿Por qué los gatos? Porque son unos animales muy cautos y cuidadosos con sus actos y movimientos, por lo general, queriendo descubrir por sí mismos sus propias dudas.