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Al pie del cañón

Significado de la expresión

Pie: del latín pes, pedis. El significado con el que nos quedamos en esta entrada es con el de base o parte en que se apoya algo.

Cañón: de caño, caña. El significado que tomamos es el de pieza de artillería, de gran longitud respecto a su calibre, destinada a lanzar balas, metralla o proyectiles huecos.

Al pie del cañón es un modismo con el que expresamos que alguien se mantiene firme en su posición, llegando con el propósito hasta el final, con disposición a cumplir con obligaciones y compromisos. Sin importar los peligros que puedan suceder, soportando el cansancio…

En definitiva, significa mantener una actitud firme ante una situación difícil.

Por ejemplo, tras sufrir la pérdida de un ser querido, o haber sufrido algún tipo de enfermedad grave, o una «puñalada» de las que te da la vida, alguien te pregunta cómo estás, y tú respondes, pues aquí ando, al pie del cañón.

Origen de la expresión

Agustina Raimunda María Saragossa Doménech, más conocida como Agustina de Aragón, fue una defensora acérrima de Zaragoza en la Guerra de la Independencia Española.

A principios del siglo XIX, tuvo lugar uno de los asedios sufridos en Zaragoza durante la Guerra de la Independencia, donde se enfrentaron las tropas del Primer Imperio francés de Napoleón Bonaparte y las fuerzas españolas leales a la dinastía Borbón.
En tal asedio, la esposa del cabo de artillería español Joan Roca Vilaseca, tuvo una participación muy inusual que le convirtió en heroína.

¿Qué hizo Agustina de Aragón?

Tras caer los defensores de la puerta del Portillo, las tropas francesas estaban entrando para asaltar la ciudad. Mientras tanto, Agustina, que le llevaba comida y agua a su marido, abriéndose paso por las trincheras entre muertos y heridos, al ver al artillero abatido por una granada, cogió la mecha y consiguió disparar un cañón de 24 libras cargado con bala y metralla sobre las tropas francesas que estaban entrando por el Portillo. Esto hizo que los pocos artilleros que quedaban vivos se levantaran y consiguieran seguir el fuego hasta que llegaron refuerzos. Los asaltantes franceses, temiendo una emboscada se retiraron, y los defensores pudieron tapar el boquete para seguir defendiendo la ciudad.

Tras tal hazaña, el general Palafox admitió a Agustina en el cuerpo de artilleros como artillero raso, con un sueldo de 6 reales diarios, y además ella pudo entonces beneficiarse del derecho a comer del rancho de los soldados, que no era poco, al tratarse de una ciudad sitiada y con el tifus extendiéndose, llegándose a contagiar incluso el general.

Siempre estuvo «al pie del cañón»:

Posteriormente, Agustina consiguió los galones de Sargento y de Subteniente. El rey le acabó concediendo el sueldo de Alférez de Infantería que disfrutaría hasta su muerte.
Ella nunca cesó en su empeño de defender Zaragoza de los franceses, pero finalmente la ciudad maña cayó ante la presión de las tropas napoleónicas.

Agustina fue tomada prisionera, cayó enferma de tifus, y los mandos franceses al enterarse de que tenían a esta conocida heroína en su poder le hacieron caminar con el resto de prisioneros y junto a su hijo, que acaba muriendo. Tras ser liberada en un intercambio, recorrió gran parte de España animando a los ejércitos y participando en mútiples combates.
Su carrera militar concluyó en la batalla de Vitoria y acabó muriendo de bronconeumonía a los 71 años.

Agustina se convirtió en uno de los símbolos más representativos de la resistencia española contra la invasión francesa.

Consecuentemente, Agustina de Aragón ha sido representada artísticamente «al pie del cañón», esta aguerrida mujer hizo que esta expresión sea utilizada en el habla popular hasta la actualidad debido a su heroica gesta.

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