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Como el que oye llover

Significado de la expresión

como quien oye llover

Como el que oye llover o como quien oye llover son expresiones idiomáticas que se dicen como metáfora utilizando la imagen de alguien que escucha la lluvia caer sin prestarle atención ni reaccionar.

Según el diccionario de la RAE, esta expresión coloquial se utiliza para denotar el poco aprecio que se hace a lo que se escucha o sucede. Cuando alguien no muestra interés, se queda indiferente y no le da importancia a algo que está sucediendo, o ignora recomendaciones o peticiones de alguien, etc.

Otras expresiones similares que decimos son quedarse como si nada, hacer oídos sordos, me la suda, le resbala, se la pela, os la refanfinfla, por un oído le entra y por el otro le sale, se la trae al fresco, me la trae al pairo, me la bufa, etc.

Ejemplos:

Te dije que no tocases esto porque estaba a punto de romperse, y tú como el que oye llover.
Ha estado callado durante toda la reunión, no ha dicho nada ni se ha pronunciado, como quien oye llover, con todo lo que se ha dicho contra su persona.
Me dijiste que no hablase, que hiciera como si yo no supiese nada, así que cuando me comentaron sobre aquel tema, hice como quien oye llover.

Origen de esta expresión

Esta expresión ha sido utilizada en la lengua española durante mucho tiempo y no tiene un origen específico conocido. Las expresiones idiomáticas a menudo se desarrollan a lo largo del tiempo de manera orgánica y pueden no tener una historia clara.

Leyenda

Una de las teorías sobre el origen de esta expresión que he encontrado en internet, cuenta la historia que un joven sacerdote azteca ocupaba el cargo de Quiahuitlacapoc, (quiahuitl de lluvia, y acapoc, escuchar, sentir), es decir, el cargo de “el que oye o interpreta la lluvia”.

Aquel hombre con traje de plumas de colores, llevaba una máscara con unos colmillos enormes y unas orejas gigantes que le ayudaban a escuchar para poder interpretar los mensajes que les enviaba el dios azteca Tlaloc, fuesen proféticos, de organización de la sociedad, de orientación, etc.

Cuando los soldados españoles que llegaron con Hernán Cortés en 1519 a las américas vieron al sacerdote en aquel tenso encuentro del emperador Moctezuma II con el conquistador Hernán Cortés con tal impasividad, ajeno a las conversaciones (ya que estaba concentrado atendiendo al ruido exterior de la lluvia), pronto empezaron a burlarse de él llamándole el que oye llover

Tras aquella asamblea, Moctezuma les preguntó a sus consejeros qué hacer con aquellos extranjeros, uno de los sacerdotes le dijo que había que sacrificarlos cuanto antes para complacer a los dioses.

Moctezuma tenía dudas puesto que Pedro de Alvarado era pelirrojo y le recordaba al dios del sol azteca, entonces preguntó al sacerdote encargado de interpretar la lluvia, y este le contestó que aquellos hombres les traerían la aniquilación, por lo que había que sacrificarles.

El emperador azteca le preguntó al sacerdote si aquello se lo había dicho la lluvia, a lo que el sacerdote respondió que no, lo había observado en sus miradas de avaricia y tras insistir varias veces si ese era el mensaje de la lluvia y el sacerdote contestar que no, Moctezuma decidió ser cortés con sus invitados y se retiró a escuchar el sonido del aguacero que caía fuera del palacio, como el que oye llover. El final de la historia ya lo sabemos.

Como curiosidad, en inglés, la expresión like water off a duck’s back significa lo mismo, se traduciría como agua que cae por la espalda del pato (porque su plumaje es impermeable y hace que resbale el agua).