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Decisión salomónica

Significado de la expresión

Decisión salomónica o juicio salomónico es una resolución o sentencia que es sabia, justa y equitativa entre dos o más personas, especialmente en situaciones complejas o conflictivas donde las partes tienen intereses legítimos pero contrapuestos.

Ejemplo

Dos hermanos heredan la casa de sus padres y no se ponen de acuerdo sobre qué hacer con ella. Uno quiere venderla y repartir el dinero, pero el otro desea conservarla porque tiene un valor sentimental.

Ambos contratan a un mediador, y este propone que el hermano que quiere conservar la casa compre la mitad de la propiedad al otro hermano, pagándole el valor correspondiente según una tasación justa. Así, uno conserva la casa y el otro recibe su parte del valor económico, satisfaciendo parcialmente a ambos.

Esta solución es salomónica porque equilibra los intereses económicos y emocionales.

Origen

decisión salomónica

La Biblia cuenta la historia de un rey con virtudes como la sabiduría y la prudencia, un rey sabio y equitativo. Se trata del Rey Salomón, que tuvo que decidir sobre la maternidad de un hijo, dictaminando que cada mujer se quedase con la mitad del niño. Solo una de ellas se opuso, y Salomón sentenció que ella era la verdadera madre de la criatura.

Salomón no lo hizo por contentar a ambas sino por descubrir quién era la verdadera madre, y tomó la decisión más justa, aunque esta decisión no satisfizo por igual a todas las partes implicadas.

Actualmente, esta expresión se ha extendido para describir decisiones ingeniosas, justas y equilibradas, especialmente en situaciones donde las partes tienen intereses legítimos pero opuestos. Es un concepto que inicialmente tenía un contexto religioso y moral pero con el tiempo se ha ido adaptando hasta nuestros días para ilustrar soluciones prácticas y éticas de la vida cotidiana, desde conflictos familiares hasta problemas laborales o legales.

En resumen, este dicho refleja la búsqueda de justicia basada en la comprensión de las circunstancias, la empatía hacia las partes involucradas y la creatividad para encontrar soluciones equitativas. Más allá de su origen bíblico, este dicho actualmente implica las decisiones que priorizan la armonía, el equilibrio y el respeto por los intereses de todos los implicados.