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Poner verde a alguien

Qué significa "poner verde" a alguien

poner verde a alguien

Poner verde significa emitir juicios, hablar o criticar negativamente y con dureza a una persona, incluso a veces con insultos y generalmente a sus espaldas. 

También se utiliza esta expresión dirigida a empresas, compañías, productos, etc.

Hay otras expresiones que significan lo mismo como «poner a caer de un burro», «poner a parir», «hablar pestes», «hacerle un traje a alguien», «poner a caldo»…

Ejemplos

—Todos los trabajadores que han pasado por allí han puesto a parir a la empresa.
—En esa oficina es habitual que pongan verde a todo el mundo.
—No soporto que me pongan verde y no me digan las cosas a la cara y luego me suelten una sonrisa falsa.
—Ramiro puso verde a su jefe sin saber que le estaba escuchando y poco después le despidieron de la empresa.

Origen de la expresión

poner verde

Existen dos versiones sobre el origen de esta expresión.

Una de ellas viene del símil del moratón, es decir, cuando nos damos un golpe nos sale un moratón en la piel (de color verde algunos días después). Por lo tanto, cuando hablan mal de alguien es como si le dieran un «golpe bajo», y de ahí el moratón.

Pero este origen es dudoso ya que la fase del moratón en la que está de color verde es una fase intermedia. Las fases de la coloración van desde el rosado al amarillo pasando por negro, azulado, morado, verde y marrón claro. 

 

Otra versión señala el origen de esta expresión al color al que van tornando algunos alimentos debido a la oxidación, los hongos o las bacterias. El color verde.

Desde antes de etiquetar las fechas de caducidad, la gente que veía que la carne u otros alimentos se ponían de color verdoso, sabía que eso era señal de deterioro, fealdad y mal aspecto.

De esta manera, «poner verde» se asociaba a algo malo, en mal estado, podrido, desagradable, enfermo, sin reputación: motivo de rechazo. De ahí la analogía de poner verde a alguien.

Anécdota

La reina de España Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica (1451-1504), odiaba el olor y el sabor a ajo.

Cuenta la leyenda, que los cocineros de palacio se despistaron y añadieron ajo por error a una de las comidas que le cocinaron a la reina. Antes de servir el plato, se dieron cuenta de su equivocación y trataron de enmendarlo añadiendo varios puñados de perejil.

Desgraciadamente para ellos, la reina se dio cuenta y pronunció una de sus famosas frases: «¡Venía el villano vestido de verde!» 

Para concluir, y como consejo, no conviene fiarse solo del color de las cosas, ya que no todo lo verde es perejil, ni todo lo que nos cuentan siempre es verdad. Mejor hacer como la reina y probar antes de dar por bueno el plato.