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Salvado por la campana

Significado de la expresión

La expresión «salvado por la campana» la utilizamos cuando alguien tiene que realizar una tarea insufrible y poco agradable, y en el último instante se libra de esta por algún motivo que surge de repente.

Ejemplo:

«Le paró la policía por haberse saltado un semáforo y cuando le iban a poner la multa, recibieron un aviso de urgencia por la radio y se tuvieron que marchar, se salvó por la campana porque al final se libró de la multa».

En los 90 se hizo muy famosa esta expresión con la serie «Saved by the bell» (Salvados por la campana), que narraba las peripecias de seis adolescentes en el instituto de Bayside, California.

Origen de la expresión

Primero quiero aclarar que la catalepsia es un trastorno repentino en el sistema nervioso en el que el cuerpo permanece paralizado y sin sensibilidad pero desde hace aproximadamente unos 150 años se pueden realizar electroencefalogramas que determinan la muerte de alguien.

Falso origen de la expresión:

Bien, pues tal vez hayamos oído esa historia de que en la Edad Media hubo casos en los que se enterraba a algunas personas vivas pensando que estaban muertas, ya que en esa época se desconocía este trastorno.

Debido a que se vieron marcas de uñas en algunos ataúdes abiertos, muchas personas decidieron ser enterradas con una campana para poder avisar al exterior en caso de que pudieran ser sepultadas estando con vida y despertar en cualquier momento (podía ser hasta tres días después).

Por la red corre el bulo de que el origen de la expresión «salvado por la campana» procede de esta historia, y es bastante original, pero no es cierto. Lo que sí es cierto es que entre 1870 y 1910 hubo un miedo generalizado a ser enterrado vivo y por ello se crearon ataúdes de seguridad con banderas y campanas.

En realidad esta expresión procede del mundo del boxeo, concretamente de finales del siglo XIX, antes de convertirse en deporte olímpico en 1904.

En aquella época la motivación para las peleas de boxeo era el dinero, y en 1889, el marqués de Queensberry introdujo una serie de reglas, entre ellas, el uso de guantes y la campana.

 

La campana marca el comienzo o la finalización de cada asalto, y más de uno ha estado a punto de ser noqueado y perder el combate pero les ha salvado la campana en el último instante y han logrado remontar la pelea.

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