Significado de la expresión
Tonto de capirote es una locución adverbial coloquial usada como insulto dirigido a una persona falta o escasa de entendimiento que, al añadir la palabra «capirote» es intensificado.
Ejemplos:
—El obispo de Almería dice que somos "tontos de capirote" por no hacer sacrificios para cambiar el planeta.
—Miguel de Unamuno llamaba tonto de capirote al dictador Miguel Primo de Rivera y Orbaneja por la escasa idea que tenía el tirano sobre la política.
Origen
El capirote (de capirón, y este del latín cappa, capucha, que cubre la cabeza) es un sombrero alto en forma cónica que actualmente nos recuerda a los cofrades o nazarenos que procesionan en la Semana Santa española, o a cierto grupo de odio terrorista supremacista blanco de los EE.UU.
El capirote simboliza el arrepentimiento y el acercamiento a Dios o acercamiento al cielo, pero también se ha utilizado también con diversos propósitos (como el Ku Klux Klan, por ejemplo).
Hasta mediados del siglo XX se usaba este cono de cartón como castigo vejatorio a los niños en los colegios de España y otros países.
El origen de la expresión que nos ocupa proviene, al igual que la expresión «colgar el sambenito», de la Santa Inquisición española.
El condenado durante la Edad Media en España si mostraba arrepentimiento (por la cuenta que le traía) debía vestir un saco rectangular que cubría pecho y espalda con un agujero en medio para meter la cabeza (sambenito) y además llevar un capirote en la cabeza para someterse a humillación pública.
Los réprobos podían haber cometido pecado, herejía u otros delitos y, dependiendo de la pena, llevaban un determinado color o dibujo en su vestimenta relacionado con la infamia cometida.
El tribunal eclesiástico los paseaba por las calles hasta las plazas públicas con motivo de burla, escarnio y arrepentimiento.
Los ajusticiados que portaban un capirote con la cara descubierta eran insultados en estos pasacalles por el populacho como «tontos» (los tontos del capirote), les lanzaban barro, piedras, comida podrida, les escupían, y algunos iban montados en burro (qué culpa tendría el animal).
A raíz de aquello, durante las primeras procesiones religiosas en la Edad Media, quienes querían hacer penitencia y arrepentirse de los actos y pecados cometidos durante el año, portaban el capirote cubriéndose la cara para mantener su anonimato.
Como conclusión, el capirote, símbolo de humillación y penitencia, nos recuerda que la certeza absoluta puede ser un arma de doble filo. Hemos visto que quien tiene el poder puede imponer creencias y silenciar las dudas, pero como dijo Bertrand Russel:
"El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas".