Cuando reina el caos y el desorden en una vivienda decimos que parece la casa de tócame Roque y esta frase de origen castizo se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando había una típica corrala madrileña compuesta de varias casas al final de la calle Barquillo con una vecindad incómoda y poco sana en la que vivían 72 familias.
Esta corrala pertenecía a los hermanos Juan y Roque por herencia pero estaba mal redactada y siempre discutían por la propiedad: «Tócame a mí la casa», decía uno. «No, la casa tócame a mí», respondía el otro. Los vecinos, atrincherados, estaban en continuos litigios con el ayuntamiento por impagos y se producían desahucios cada poco tiempo.
Los dramaturgos y pintores popularizaron estos conflictos en sus obras y se comenzaron a utilizar expresiones y dichos castizos en referencia a la casa de tócame Roque al tratarse de lugares bulliciosos con ambiente festivo, voces, riñas y alboroto.
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