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El coño de la Bernarda

Significado de la expresión

Todos hemos dicho o escuchado eso de: “esto parece el coño de la Bernarda” , refiriéndonos a algo que está desorganizado, que es un cachondeo, que hay falta de seriedad, si es caótico o confuso. 

Un claro ejemplo lo vemos en el Congreso de los Diputados con nuestr@s polític@s, cuando no se ponen de acuerdo, cada un@ hace lo que le place, un@s no van a las reuniones de trabajo, otr@s se ponen a dormir, otr@s hablan con sus compañer@s de partido y no escuchan ni respetan, otr@s juegan con las tablets… sin mostrar orden ni concierto.

Recomiendo leer el post https://horchataypalomitas.com/esto-parece-la-casa-de-tocame-roque/, que guarda bastante relación con el significado de la expresión de esta entrada.

Origen de la expresión

No hay un origen exacto de la expresión, hay numerosas versiones.
Se trata de mitos y leyendas que pasan de generación en generación a lo largo de muchos años, conocida por el boca a boca o por canciones populares, por imágenes o dibujos.

Una de las versiones describe a Bernarda como una prostituta que viajó a Marruecos durante los últimos años de la Guerra del Rif, en 1925, cuando se llevó a cabo el desembarco de Alhucemas por parte de la Armada Española. 

Bernarda sobrevivió económicamente a costa de mantener relaciones sexuales con muchos de los soldados que participaron en el desembarco.

La repercusión llegó a tal punto que las tropas estaban más centradas en estar con Bernarda que en el conflicto bélico.

Otra de las versiones sitúan a Bernarda en Sevilla, también ejerciendo la prostitución, pero esta vez siendo famosa por haber muerto por castigo divino.

Otras voces señalaban a Bernarda como una santera de origen morisco o musulmana, del siglo XVI, y muy solicitada en la zona de Ciudad Real y Granada. Famosa por llenar de salud y fertilidad todo lo que tocaba con su vagina: hacía a las mujeres más fecundas, hacía generar más cosechas, curaba animales de ganadería, sanaba dolencias. Solo había que introducir una mano bajo las vestiduras, rozando su entrepierna.
Había largas peregrinaciones, como las que conocemos actualmente de la Virgen de Fátima, la Virgen de Lourdes, o la de la Virgen del Rocío.

Otros relatos extraídos de la novela “La parábola de Carmen la Reina” publicada en 1992 por Manuel Talens, y que forman parte de ritos o leyendas, hablan de la aparición milagrosa de San Isidro Labrador en plena rebelión musulmana de 1568, cuando la mujer (Bernarda) se le apareció y este metió su mano en la vulva y se la volvió prodigiosa.
Incluso años después de su fallecimiento se había consumido toda su anatomía menos su entrepierna, que se guardó en una urna de oro y se llevó a la iglesia del pueblo para ser venerada por los peregrinos que fuesen llegando.

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