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Ver menos que un gato de escayola

Es una expresión que utilizamos cuando queremos decir que alguien ve muy mal.
Este dicho se debe a que un gato de escayola es inanimado, por lo tanto carece de sentidos. Pero vamos más allá, al origen… ¿Por qué un gato y no otro animal?, pues porque en los siglos XVII y XVIII, de cuando se viene diciendo este dicho no es que hubiera figuras de escayola, y es que no tiene que ver con este material, tiene que ver, según cuentan las crónicas, con un obispo de Perugia que visitó España en 1614, Giuseppe Maria Scaiola, que llegó a Madrid acompañado de su séquito y también de sus mascotas. Dos gatos llamaron la atención de la gente porque resultaba estrafalario por aquel entonces tener a estos como animal de compañía. Ninguno de los gatos logró volver con vida a Italia, por lo visto el largo viaje en barco desorientó a los felinos y uno de ellos murió la misma noche que llegó, cayendo dentro de una chimenea desde el tejado. El otro gato duró un par de días más y murió delante de cientos de feligreses, que habían acudido a la iglesia de los Jerónimos para asistir a la misa organizada por Scaiola y, durante la ceremonia el gato asomó la cabeza y mirando un punto fijo durante unos minutos como acechando a una presa permaneciendo en posición de alerta, finalmente el gato saltó al vacío a por su presa imaginaria y murió del golpe. Pronto empezaron a hacerse comentarios de humor negro…“ves menos que el gato de Scaiola, que quiso cazar demonios y quedóse sin cola”.

1 comentario en «Ver menos que un gato de escayola»

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